Torrevieja, un lugar mágico
Torrevieja, ese permiso “extraordinario” que las mujeres esperan cada año con entusiasmo e impaciencia. Ese tiempo que durante siete días se para y ese espacio, que con las miradas, las sonrisas y las emociones se transforma.
Un día cualquiera en Torrevieja es especial. Comienza con el alboroto de la multitud al despertar y un olor a café que impregna el ambiente. El buen humor está latente. Iniciamos la jornada con un buen desayuno, todas juntas, compartiendo pareceres y organizando el día. Unas a la compra, otras la comida, otras la limpieza, cada una su “grano de arena” para que el día sea de todas y para todas.
¡Ale, chicas, listo, coged las toallas, tumbonas y sombrillas, que nos vamos a la playa! La arena entre los dedos de los pies, el mar, el jolgorio vacacional, el paseo por la orilla con una buena conversación, el silencio lleno de emociones,…no tiene precio! Algo en nosotras cambia.
Regresamos a nuestra casa con un hambre voraz, característica de los días de playa. “¡Qué bien, hoy comemos fideuá! Mmmmm…que rico, se nota el amor con que se ha cocinado”_“Ah, pero antes, ¿a quién le toca sentarse en la silla anfitriona?”_ “¡A mi! Bueno pues…gracias a todas por ser y estar, por hacer de estos días algo único. Gracias a Acope por esta oportunidad!” ¡A comer!
Después, una merecida siesta, como buena tradición española. Por la tarde, recorrido por el paseo marítimo con su correspondiente horchata o helado de chocolate, visita al pueblo, cena de “pescaito frito” y fin del día.
Así, un día tras otro, cada uno con sus anécdotas. Breves pero intensos. “Oye, pues parece que esta mochila pesa más”_ “Será que el cariño, la complicidad y la felicidad que da la libertad, nos hace crecer”.