Carta desde la prisión
Recibimos carta de C., una de las mujeres que forman parte del taller que tenemos en Alcalá-Meco mujeres, y que también disfruta de nuestra casa de acogida durante sus permisos.
Buenos días a todas en ACOPE:
El fin de esta carta es para darles las gracias por el trabajo que hacen por nosotras, las presas.
Yo soy colombiana y mi vida era un poco desierto cuando llegué. Pero me hablaron de ACOPE y las conocí y empezó a cambiar mi vida. Me han enseñado a aprender a quererme, a pensar en los errores, que somos personas, valemos, que somos mujeres. Me han dado la oportunidad de conocer algo de Madrid, que conocí personas maravillosas que no les importa dejar a familias, hijos, esposos, padres, es decir sus propias vidas, para estar con nosotras, ser compañía, confidente, personas que nos escuchan sin juzgar, y que están todos los sábados compartiendo nuestras alegrías y tristezas. El abogado, que es un hombre sencillo, cariñoso, humano y que nos guía con nuestros problemas jurídicos. Y por si fuera poco ahora contamos con psicólogas, Dios, qué más podemos pedir, somos presas privilegiadas, por todas estas personas maravillosas, que en el piso donde nos acogen no nos falta nada, ni el internet.
De mi parte solo puedo decir gracias, gracias, gracias y que Dios las bendiga a cada una o uno de la familia de ACOPE.
Muchas, muchas gracias.
C.